La nueva Sede de Administración y Fabricación de Gandaria se situará en el parque científico-tecnológico de Rabanales 21 en Córdoba.
El proyecto está constituido por dos volúmenes, de los cuales la nave principal, destinada a fabricación, presenta una planta rectangular, rematada con la fachada Este de forma curva.
El otro volumen, la zona administrativa representa la imagen corporativa de la empresa, concibiendo la forma más emblemática de sus productos, el silo metálico, como un elemento arquitectónico.
El valor simbólico que identificará a la compañía adquirirá así un valor dominante, frente al resto de edificios que conformarán el polígono industrial.
Exteriormente el edificio se concibe con la forma de un silo, volumen de cuerpo cilíndrico terminado en forma cónica.
Muestra una fachada continua, cerrada y homogénea de material metálico, a la vez que vibrante por el movimiento de las lamas exteriores.
El acceso principal se realiza mediante una rampa curva de hormigón, elemento que actúa como nexo de unión entre exterior e interior, que acompaña a la curvatura del cuerpo principal penetrando en éste tangencialmente, naciendo de una zona libre ajardinada.
Austero en su aspecto exterior, presenta una imagen más cálida en su interior. La luz, la espacialidad y la trasparencia interior dialogan con la envolvente metálica.
Los pocos materiales usados en el interior, potencian estas cualidades, pretendiendo con su uso una atmósfera acogedora y confortable.
Paramentos blancos, color que mejor recibe la luz solar, particiones transparentes para que la entrada de la luz esté partícipe en todos los rincones y la calidez de la madera en los suelos.
Se trata en realidad de una imagen que evita cualquier exceso, buscando un interior tranquilo y acogedor.
El vacío central se convierte en el corazón del proyecto, actuando, no solo como protagonista espacial, sino como centro térmico del edificio, permitiendo controlar los ciclos de ventilación natural.
Gracias al óculo central la iluminación natural que entra por el lucernario es la que se encarga de definir cada espacio.
Este vacío culmina en la planta semisótano en una zona blanda de materiales naturales, agua y vegetación, permitiendo una fusión entre exterior e interior.
Arquitectos: Lola Moral Mata y Miguel Velasco Serrano